viernes, 6 de agosto de 2010

Abogados y Médicos, gremios de porquería.


Un grueso porcentaje de ambos gremios tienen en común un ego inMENSO, un desprecio por las personas no tituladas e inclusive para con otros grupos profesionales, así como una ética muy pobre.

Claro para pormenorizar el porqué de mi disgusto latente con estos grupos debería escribir mucho, pero por ahora ese no es mi objetivo,-en realidad hoy las fuerzas me abandonaron-; primero le voy a dar a los "expertos" en materia legal y posteriormente a los médicos quienes incorrectamente se hacen llamar doctores -máximo título profesional-.

El ego desmedido de los abogados se forjo en el siglo XIX y la primera mitad del S XX, en medio de una sociedad caracterizada por la ignorancia y la baja escolaridad, por tanto "el letrado" en leyes era un individuo rodeado por un aura divina, era "el que sabía", cuando un abogado llegaba a un pueblo prácticamente era como si llevara el fuego consigo. La concepción de ilustrados se quedó enquistada en la mente de los abogados y por ello en la actualidad son constantes sus desplantes de superioridad.

Desde mi punto de vista el abogado es probablemente el profesional más simplón-al menos en el caso de C.R- puesto que se manejan en función del código y del delito-la jurisprudencia muchos no tiene ni idea de qué es-, es sencillo no se necesitan muchas neuronas para ello, máxime si se especializan y reducen así su área de trabajo.

Al igual que los médicos se caracterizan por utilizar un lenguaje "elevado" con la finalidad de inflar su ego, así mientras mayor confusión exista en el cliente mayor será la satisfacción de estos gusanos vivientes.

El caso de los médicos es curioso, puesto que utilizan el calificativo de doctor aún cuando la mayor parte del gremio no pasa de licenciados, el empleo de ese "término profesional" los a hecho sentirse seres superiores, superhumanos, entes que miran y tratan despectivamente al resto de los mortales, aún cuando efectuaron un juramento hipocrático.

Pocos no son quienes lucran con el dolor ajeno, el sufrimiento les causa indiferencia, cobran sumas muy elevadas por sus servicios a sabiendas de que cualquier persona normal esta dispuesto a darlo todo por el bienestar de un ser querido.

Minoría son quienes reunen las características exigidas por Hipócrates, estudian medicina para obtener estatus social, sumado a ello la formación que reciben no es integral, en el caso de muchas U privadas ni siquiera humanidades deben cursar, por tanto se constituyen en individuos -al igual que los abogados- con una visión muy limitada, aunque en sus adentros se sientan los dueños del mundo y del conocimiento.

Se que no son todos pero desdichadamente observo cotidianamente los "atributos" mencionados en muchos de estos titulados, quienes para nuestra desgracia siguen siendo elevados por gente sencilla o por lamebotas de profesión.

1 comentario:

  1. Recientemente iniciè mi carrera en Derecho, en mis primeros tres cuatrimestres de lecciones, ya puedo tener un criterio respecto al Abogado, realmente es una profesion social, y donde no hay nada que inventar y mucho menos que memorizar, pero la idiotez y la absoleta y burda creencia de algunos profesores, principalmente en el caso de los que ejercen esta profesion de litigar, creen ser doña toda y saberselas todas, sin embargo la experiencia ha demostrado que la mayorìa de los casos en un alto procentaje, sean civiles o penales, pueden ser sentenciados a favor del litigante en la medida que el señor juez o jueza le ronque el rabo. Los profesores abogados, es mejor que se den cuenta que no hay nada nuevo ni mucho menos que inventar, todo esta inventado y preparado para satisfacer o torcer determinada pretensiòn. En cuanto al estudiante o profesional en Derecho, lo mejor que podemos hacer es desarrollar un tanto mejor la oralidad y el resto es letra para repasaR. En cuanto a los profesionales en medicina, es lamentable que las FARMAMAFIAS, les hayan inculcado en sus cerebros de gallina, bueno al menos a un buen sector de este gremio, la idea de que la medicina alternativa no funciona. En tal sentido es hora que una posible reforma a la C.C.S.S, vaya de una vez por todas considerando la opciòn del paciente a elegir cual procedimiento para su tratamiento quiere elegir, y dejar de atiborrarnos de quimicos y venenos que en una mayorìa puede resultar en mejoras a costa de otras dolencias o consecuencias, asì es que lo que falta es una reingenierìa mental en la direcciòn politica y social de las personas y de quienes administran el interes pùblico.!!!

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